El distraído tropezó con ella.
El violento la utilizó como proyectil.
El emprendedor, construyó con ella.
El campesino, cansado, la utilizó de asiento.
Para los niños, fue un juguete.
Drummond la poetizó.
David con ella mató a Goliat.
Michelangelo le sacó la más bella escultura.
En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre. No existe "piedra" en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento. "Para ser exitoso no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien".
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