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La Medicina Tibetana




La Medicina Tibetana deriva de las enseñanzas de Buda.
Desde hace mas de dos mil quinientos años, considera al paciente de manera integral al comprender la estrecha relación existente entre cuerpo y mente.



Los Médicos Tibetanos estudian durante siete años. Su entrenamiento abarca desde la utilización de mantras, (sonidos sagrados) y visualizaciones, así como el uso de hierbas medicinales, procedimientos quirúrgicos y recomendaciones alimentarías que ayudan a restaurar la armonía y el equilibrio del cuerpo y la mente. Los Médicos Tibetanos trabajan siempre con Lamas y Astrólogos con el objetivo de orientar al paciente acerca de cómo mantener este balance en sus vidas. La gSowa Rigpa (Medicina Tibetana Tradicional), se ocupa de balancear los tres sistemas o humores del cuerpo. Los tres humores son: Viento, Bilis y Flema.
El viento (Lung) está constituido por los elementos viento y el espacio, representan la fusión nerviosa y recibe la influencia de las 3 causas de sufrimiento evidenciadas por el Buda. El Viento esta relacionado con la circulación, la sangre, los impulsos nerviosos y los pensamientos.
La bilis (Tripa) se encuentra conformada por los elementos fuego y el agua, es responsable del metabolismo y del calor corporal (tumo), de la digestión y de la excreción; el enojo actúa sobre su equilibrio desestabilizándola.. La Bilis tiene relación con el metabolismo, el hígado y el proceso digestivo.
La flema (Bekan) asegura la regeneración y la producción de líquidos, y es perturbada por el veneno de la confusión. La flema está compuesta por los elementos tierra y agua. La flema esta relacionada con la estabilidad y estructura del cuerpo.
La salud es el estado de balance de estos 3 humores, mientras que la enfermedad surge si algunos de ellos quedan fuera de balance. La condición por la cual se manifiesta la enfermedad tiene que ver con una dieta inapropiada, una conducta impropia, infecciones derivadas de agentes patógenos, factores ambientales y los espíritus...
Si hay desequilibrio en cualquiera de estas energías, surge la enfermedad. Los tibetanos creen que hay orígenes de corto y largo plazo en estos desequilibrios.

Las causas a corto plazo son:
1. Los desequilibrios del Viento que surgen por exceso de comida liviana, excesiva actividad mental, hablar en demasía,estrés, excesiva actividad sexual y la falta de sueño.
2. Los desequilibrios de la Bilis que surgen por ingerir alimentos pesados y ricos en grasas, actividad física muy exigente (en especial en verano).
3. Los desequilibrios de la Flema están causados por la ingesta de alimentos crudos, vida sedentaria y por estar expuestos a la humedad. Las razones o causas a largo plazo son lo que se conocen en la Filosofía Budista como los "tres venenos": el deseo, la aversión y la ignorancia.
Los desórdenes también se clasifican como fríos o calientes o como una combinación de ambos. Los desórdenes calientes están asociados con la sangre y la bilis; los fríos con desbalances en la flema o el viento, en tanto que las infecciones o desórdenes linfáticos pueden ser originados por desórdenes calientes o fríos.

Métodos de Diagnóstico.
Cuando uno consulta a un Médico Tibetano, el mismo realiza un examen visual de la piel, uñas, lengua y orina. A continuación, escucha el pulso en las muñecas. Hay seis tipos de pulso en las arterias de cada muñeca que corresponden a los órganos internos. Los médicos tibetanos diagnostican de acuerdo a la velocidad, fuerza y calidad de cada pulso, el tipo de enfermedad, su localización, las complicaciones ocultas y su origen. La lectura del pulso es la herramienta fundamental en el diagnóstico de enfermedades. Por último, hacen preguntas al paciente acerca de sus hábitos alimentarios, su estado físico y mental. Los médicos tibetanos pueden diagnosticar las enfermedades a través de 3 métodos. El método más importante es la formulación de preguntas directas al paciente y, de acuerdo con los 3 humores, el médico debe llevar a cabo una revisión fisiológica del paciente para dar un diagnóstico del desorden.
Los otros 2 métodos incluyen un análisis táctil y visual. En el táctil se utiliza la lectura del pulso, mientras que el visual consiste en el examen visual de la orina, así como en la observación de la lengua y de la complexión física del paciente. Cabe señalar que una fuente complementaria de diagnosis es el análisis de los sueños.
Apoyándose sólo en los sentidos, el médico tibetano examina de modo sistemático la orina de un paciente en función de su color, sedimentación, olor, formación de burbujas o ausencia de ellas, y secreciones visibles. Cuando la orina se remueve en una taza de cerámica blanca, muestra modelos e imágenes a partir de los cuales el médico calificado puede llegar a un análisis detallado del estado de salud del paciente. Desde el primer vistazo, la lengua puede proporcionar valiosa información acerca de la constitución física del paciente y sobre la naturaleza del trastorno, según el humor que prevalece y que determina estas características muy marcadas. En presencia de un trastorno de aire, la lengua normalmente aparece seca, áspera, rosada y rodeada de burbujas. En los casos de trastornos de bilis se presenta recubierta de una patina amarillenta y amarga. En una situación de desequilibrio de la flema, se manifiesta una consistencia blanda y húmeda velada por una patina blanco-verdosa.



TRATAMIENTOS.
El tratamiento se basa en los síntomas presentados así como en el cuadro clínico; se realiza sobre el examen de la orina, el pulso, un examen físico y el interrogatorio. Diversos factores tales como la gravedad de la enfermedad, la edad del paciente, la estación del año, la localización de la enfermedad, la capacidad digestiva del paciente y la presencia de complicaciones, pueden servir para determinar el tipo de tratamiento adecuado.
En la rutina clínica habitual, el tratamiento normal consiste en una medicación reforzada con una dieta y recomendaciones sobre el comportamiento; en algunos casos también se usan la acupuntura y la moxibustión. El primer nivel de tratamiento es la terapia de comportamiento y de la nutrición, la cual normalmente sirve de base a la segunda línea de tratamiento, es decir, a la medicación.
La potencia de un fármaco se determina considerando los siguientes parámetros: pesado, oleoso, frío, romo, ligero, áspero, caliente y afilado. Los fármacos que poseen las primeras cuatro potencias se prescriben para tratar desórdenes de viento y bilis, en tanto que los últimos cuatro son prescritos en el tratamiento de desórdenes de flema.
En el sistema tibetano los remedios están compuestos por hierbas, las cuales se combinan con minerales, gemas y piedras preciosas, así como sustancias de origen animal. La presentación de estos remedios puede ser en forma de píldoras, incienso o aceites médicos, y por regla general contienen cincuenta o más ingredientes diferentes. Todo ello se acompaña de la recitación de plegarias y mantras, lo que confiere una potencia adicional.
Los padecimientos causados por espíritus se pueden curar con elaborados rituales llevados a cabo por lamas, yoguis o sanadores chamánicos.
La medicina tibetana es una disciplina integral que no sólo se encarga de sanar el cuerpo, también es un sendero donde el cuerpo y la mente se pueden liberar de los sufrimientos de la existencia cíclica causada por el triple veneno, el cual representa la raíz de la enfermedad. Para lograrlo la medicina tibetana cuenta con múltiples herramientas dentro de un plano tanto físico como espiritual.
Si la enfermedad no es seria, el médico sugiere cambios en la alimentación y forma de vida, antes de recetar alguna medicina. En muchos casos, los cambios de conducta solucionan el desequilibrio sin que haga falta tomar mayores medidas. Los remedios tibetanos se presentan bajo diferentes formas; desde polvos, píldoras en general y píldoras preciosas, hasta jarabes. Dependiendo del trastorno del paciente, se indican terapias complementarias. En algunos desórdenes, se aplica la moxibustión (aplicación de hierbas medicinales mediante calor, en diferentes puntos del cuerpo). Por medio de la acupuntura se estimulan los canales energéticos del cuerpo. Muchas enfermedades nerviosas, como el insomnio y dolores musculares se tratan con masajes y utilizando aceites medicinales. Los baños medicinales se aplican para los trastornos de la piel, artritis crónica, gota, reumatismo etc. Para las enfermedades crónicas, el tratamiento suele ser bastante largo. En la medicina tibetana se tratan las causas de la enfermedad, no los síntomas. En los tratados de medicina se expone que "no tratar la causa de la enfermedad, es equivalente a tener un árbol envenenado y podar sus hojas y ramas, sin ocuparse de sacar el mal de raíz. Si tan solo cortamos las hojas y las ramas, seguirá creciendo".

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