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La Empatía

Palabra extraña, ¿verdad? La empatía, según la Real Academia Española, es la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Me gusta más la del diccionario VOX, aunque tampoco sea del todo acertada: Participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona. Me quedo con la explicación más popular y cotidiana: Ponerse en el lugar del otro. ¿Pero es esto tan sencillo como parece?
- Es que no lo entiendo... mira que me pongo en su lugar, pero no sé como ha podido hacer algo así...
- Yo si fuese él, nunca hubiese tomado esa decisión.
- Me pongo en su lugar y sigo sin comprender por qué lo ha hecho.
Este tipo de expresiones se oyen constantemente cuando hablamos, valoramos y juzgamos las conductas, actitudes y decisiones de los demás. Estamos acostumbrados a añadir sin ningún reparo coletillas del tipo "sí me pongo en su lugar" o "claro que tengo empatía", sin ser realmente conscientes si estamos teniendo empatía de verdad.
Ser empático es realmente difícil. No es tan sencillo como "ponerse en el lugar del otro", ya que cuando intentamos hacer ésto, lo que hacemos realmente es lo siguiente: YO, con todos mis deseos, prejuicios, valores, motivaciones, recursos, habilidades... me pongo en el lugar del otro, una situación que es completamente ajena a mí. Es imposible ponerse por completo en el lugar del OTRO; con sus deseos, prejuicios, valores, motivaciones...
Entonces, ¿no es posible tener empatía? Yo diría que lo que no es posible es tener una empatía absoluta, pero podemos hacer un esfuerzo para intentar comprender qué y cómo otra persona puede estar sintiendo en un momento concreto. Para ello hay que intentar "visualizar" y comprender todo lo que una persona tiene dentro de sí misma, e intentar sentirlo como propio. Tenemos que ser conscientes de todo lo que ha podido vivir una persona para llegar a sentir como siente, a actuar como actúa, a pensar como piensa...
Cuando valoremos negativamente lo que alguien ha dicho o ha hecho, deberíamos hacer un gran esfuerzo y no valorar solamente el resultado de su conducta, sino reflexionar en las causas y motivaciones que hay detrás. Debemos intentar adentrarnos en la mente del otro y pensar qué hubiésemos hecho nosotros si hubiésemos estado en su lugar, pero con sus mismos prejuicios, valores, habilidades, ideas... Y no os olvidéis los tres ingredientes mágicos para esta difícil receta: Comunicación, comunicación y comunicación.

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